Llega ese momento en la vida en
el cual empezamos a dar pasos hacia nuestra independencia, empezar a plasmar
nuestro futuro como profesionales con el fin de obtener una buena calidad de
vida, Por lo menos yo estaba a un año de graduarme del colegio y me daba cuenta
que la mayoría de mis compañeros tenían una carrera ya escogida que lleva
planificándose por varios años, llenos de emoción; mientras que yo por otra
parte no tenía un proyecto de vida establecido por ende me invadía la
incertidumbre y la impaciencia, ahí me pregunté ¿qué hare con mi vida?, ¿Para qué
sirvo?, ¿ Qué habilidades tengo?... A dos meses de iniciar el año nos orientaron
con un test vocacional, haciéndonos partícipes en diferentes acciones, una en
especial me llamo la atención, fue solo vivenciar esa situación para tener esa sensación
de convencimiento porque aquello aclaro mis expectativas.
Tan solo un tiempo transcurrido
donde ya era corto los días para graduarme, comencé mi proceso de inscripción y
admisión de la universidad, (debía ser la menos costosa); Al llegar ese primer día
de vida universitaria emprendiendo un nuevo camino, sentía ansiedad, pero a la
vez emoción. Ese primer semestre fue el que determino mi pasión y vocación por
la profesión, no obstante solía escuchar
comentarios de que la profesión no era bien paga, pero era lo que menos
importaba, porque me sentía satisfecha con la proyección de futuro que tenía.
Sin embargo la vocación no era el
requerimiento ya que llego el punto en el que no puede seguir costeando la
carrera, asimismo tuve que aplazar el semestre, decidí conseguir un empleo,
para así costear la carrera; pero tan mísero que es un sueldo para quien no
tiene experiencia, logre ahorrar menos
de la mitad del costo de la matrícula y para completar mi infortunio los créditos
me eran negados. Entonces ahí en determinado momento, ese sueño se desvaneció, volví
a la pregunta; ¿Qué hare con mi vida?, ¿para qué sirvo?... por más que
quisiera, no tenía los medio para seguir con mi profesión.
Volví al inicio, nada satisfecha
hay que aclarar, simultáneamente debería
considerar una carrera menos costosa; Llegue al punto de realizar los test de orientación
vocacional, pero la respuesta no llenaba mis expectativas, ¿acaso tenía yo la
capacidad para aquellas carreras?, como;
economía, administración de empresas, licenciatura, biología o arquitectura. Empecé
la búsqueda de universidades y sus pensum, pero no me interesaban en lo más
mínimo, si bien no eran de mi agrado del afán de escoger e inscribirme rápido a
alguna universidad para estudiar lo más pronto posible, termine estudiando la
carrera equivocada.
No necesariamente tenemos que buscar por Internet si la
carrera que escogimos es la correcta o leer esos artículos que se titulan
señales de que me equivoque de carrera, con el hecho de hacerlo pueden darse cuenta
que no están a gusto y al leerlos mucho de lo que se menciona no es cierto,
puedo darles mi ejemplo que al estudiar la carrera equivocada mis notas no son
bajas, son superiores y aun así, no me interese ni me apasiones por ella, no lo
piensen si tienen la oportunidad de estudiar lo que quieren, no importa que
digan sus familiares o cuánto dinero vayan a recibir, si no les gusta, cambien
e inténtenlo, pero en casos como el mío...
¿Qué podemos hacer?